Con pintorescas palmeras y gigantescos cocoteros que cubren sus tierras y la frescura inigualable de la brisa tropical, que se esparce por sus extensas playas de arena blanca brillante y aguas de color turquesa, se manifiesta sublime un pedazo de paraíso en medio del Caribe.
Isla Saona, un santuario de la vida silvestre y uno de los destinos más visitados de la República Dominicana. Es el centro de anidación de tortugas más importante del país, habitada de numerosas aves, estrellas de mar, delfines, ballenas y manatíes, y a la vez, el lugar de excursión más solicitado por los turistas que visitan los complejos hoteleros de la zona este desde todos los confines del planeta.
Sumergirse entre sus cálidas aguas de baja marea es como encontrarse en un spa natural, donde puedes relajarte, descansar a tus anchas en este remanso de tranquilidad y darte un respiro de la acelerada y ruidosa vida de ciudad.

Llegar hasta aquí es toda una aventura, desde que sales por la Autovía del Este hasta llegar a la costa de Bayahibe, donde una lancha, un catamarán o una yola te llevará hasta Saona en un viaje festivo, lleno de risas, música y mucha camaradería.
Isla Saona es rocosa, con bastantes cavernas en el noroeste de su geografía y es una zona muy interesante debido a la gran cantidad de reliquias indígenas que se han encontrado allí.
Fue en esta parte de la isla donde se refugiaron los indígenas que, en los tiempos del Cacique Cotubamaná, huyeron de las matanzas de Nicolás de Ovando. Estas cuevas, bien protegidas y de difícil acceso, les sirvieron de cobijo y guardaron sus pertenencias hasta que, en 1912, el arqueólogo norteamericano Teodore de Booy las encontró.
El nombre original de la Isla era Isla Savona, en honor a un italiano de Savona, quien la descubrió. Debido a que el nombre se le dificultaba a sus residentes, se le cambió a Isla Saona.
Aquí no existen edificaciones como tal, ya que es un espacio protegido, que forma parte del Parque Nacional de Cotubamaná (o Parque del Este, como era conocido anteriormente). Lo que sí podemos encontrar son algunas chozas, en Mano Juan, un pequeño pueblo de pescadores, donde habitan los casi 1,000 habitantes con que cuenta la isla.

Sin embargo, la isla ofrece cómodas instalaciones para sus visitantes, como baños, duchas y mesas de picnic, para hacer que tu estadía sea más placentera. También podrás disfrutar de una experiencia gastronómica sin igual, degustando sabrosos platos típicos que te sirven tipo buffet, frente al mar, con los pies en la arena.
La próxima vez que te encuentres en la República Dominicana y tengas ganas de una caminata sobre fina y brillante arena blanca, sintiendo en tus piernas el toque de cálidas y suaves olas, mientras contemplas un paisaje virgen y espectacular, sin importar qué época del año sea, entonces Isla Saona será tu visita obligada.
Ven a La Romana, conéctate con la naturaleza, vive esta aventura y olvídate de los problemas.